- BREVE HISTORIA DEL FILETEADO PORTEÑO

La historia nos cuenta que el Fileteado Porteño nació en el puerto de Buenos Aires a comienzos del siglo XX. Por aquellos años el panorama de aquel lugar que lo vio nacer era muy diferente a lo que vivimos hoy en día. Para comprender mejor este momento debemos imaginar un puerto con mucha vida y alegría, transitado por inmigrantes de diferentes nacionalidades entre los que se destacaron tanto los italianos como los españoles, quienes convivían con compadritos, criollos y porteños.
Dentro de este clima vertiniginoso aparecen los primeros vestigios de lo que posteriormente se dio llamar Fileteado Porteño. En aquel entonces, esta escuela no poseía nombre ni estilo, eran sólo unas simples líneas que formaban ornatos sin demasiada gracia ni complejidades cromáticas. De estas primeras líneas nace el nombre de este bello arte, Filete significa según el diccionario: “Línea fina para adornar dibujos”; el agregado de la palabra “Porteño” deviene del lugar de nacimiento.
Este estilo se fue desarrollando con el correr de los años como algo natural, sin escuela ni libros. Nació de la mano de aquellos pintores que trabajaban cerca del puerto y que aprovechaban cada resto que sobraba de la pintura de los barcos para decorar carros.
En cuanto a los diseños, debemos decir que los mismos reproducen aquellas formas observadas que bajaban de los barcos en rejas de hierro forjado, molduras para techos y telas para tapicería que, provenientes de la vieja Europa tenían como destino final los majestuosos palacios construidos en la capital de Buenos aires.
Los primeros fileteadores fueron: Cecilio Pascarella, Vicente Brunetti y Salvador Venturo. Posteriormente se sumaron los nombres de Leon Untroib, Carlos Carboni, Martiniano Arce que en su mayoría trabajaban para las carrocerías más importantes. Cada uno incorporó algún elemento o característica a este arte, por ejemplo son típicos los dragones pintados por Carlos Carboni o los sombríos personajes con reminiscencias orientales que Martiniano Arce adaptó al estilo.
De la suma de estilos podemos rescatar varios elementos que dan forma a la estética del Fileteado Porteño: flores típicas que poseen cuatro o cinco pétalos, hojas de acanto, banderas como cintas ondulantes, dragones, pájaros y caballos; imágenes de ídolos populares o de santos y vírgenes junto con escenas de tango o campestres. Todos estos elementos dibujados con gran estilización y pintados con vivos y alegres colores que den la sensación de profundidad y recarguen todo el espacio.
El Fileteado Porteño le dio vida y alegría a la ciudad, viajó tanto en carros, camiones o colectivos. Representó a un pueblo y a una época. Sin embargo; en el año 1975, una ordenanza municipal prohibió su uso colectivos. Este hecho marcó profundamente la historia del estilo, muchos de los maestros pintores quedaron sin trabajo y otros debieron resignar su modo de trabajar para poder adaptarse a las nuevas necesidades de la época. Si a este acontecimiento le sumamos una incipiente decadencia económica y que muchos maestros fallecieron y otros no prepararon discípulos entenderemos porque el Fileteado casi desaparece. Sin embargo, en la década del ochenta volvió a resurgir de la mano de jóvenes artistas que lo trasladaron a nuevos soportes logrando así una mayor difusión. Hoy en día este arte enamora a quien lo admire, es el puente entre generaciones hablando de todo aquello que defina la identidad porteña.

Prof. Valeria Roa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy bueno sus trabajos y lo que estan haciendo para que el filete porteño siga viviendo y que las viejas generaciones le surgan emociones y las nuevas conozcan esto que es nuestro, es argetino.

Anónimo dijo...

Muy interesante!!

Estarían buenas algunas imágenes de época!

Sigan así!